Pisquil o carboncillo

El pisquil o carboncillo

Nombre científico: Albizia carbonaria o Pithecellobium carbonarium

Familia botánica: Fabaceae

El pisquil o carboncillo es un gran y hermoso árbol que fue traído a Costa Rica de Colombia como sombra de café, especialmente para el Valle Central y algunas partes de la vertiente Pacífica, pero realmente su origen no está muy claro, ya que para algunos es nativo del norte de Suramérica, otros lo ubican naturalmente desde Centro América hasta Colombia y Venezuela, y hay quienes dicen que llegó a Colombia desde Asia.

Se le puede encontrar desde zonas muy bajas hasta casi los 2000 m de elevación, en sitios perturbados a pleno sol, y aunque se desarrolla bien en suelos poco profundos con buen drenaje y ácidos, prefiere los suelos sueltos, de ahí que se le puede considerar como un indicador de este tipo de suelos. Sus raíces son superficiales y soporta muy bien los incendios, teniendo la capacidad de rebrotar adecuadamente luego de haberlo sufrido.

El pisquil o carboncillo es un árbol de crecimiento rápido que puede llegar a vivir entre 50 y 60 años y puede alcanzar unos 25 m de alto y desarrollar un tronco recto y cilíndrico de entre 50 y 70 cm de diámetro, cubierto por una corteza grisácea a café muy claro, que se caracteriza por desprenderse en grandes y duras placas como pedazos de cuero, las cuales antes de caer se mantienen en el tronco como una especie de fleco. Posee ramas muy largas y verticales, lo que arquitecturalmente le da una bella forma y una copa estrecha de unos 10 a 14 m de diámetro, concentrando la mayor parte del follaje en la punta de éstas. Cabe señalar que las ramas son muy quebradizas, lo que ocasiona su caída fácilmente y un riesgo para alguna persona que desee subirse a hacer una poda.

Las ramitas están ubicadas en la parte alta de las ramas y están cubiertas por una fina pubescencia ferruginosa y por pequeñas lenticelas, y en ellas se concentra el fino y ralo follaje que le da un aspecto muy delicado.

Las hojas son bipinnadas alternas y miden aproximadamente 20 cm de largo y poseen entre 7 y 18 pares de pinnas y cada una de ellas tiene entre 10 y 30 foliolos de color verde fuerte, ligeramente pubescentes, al igual que los raquis (primario y secundario) y poseen un lado plano y el otro curvo. Las hojitas nuevas poseen una coloración verde amarillento o verde musgo que las hace muy llamativas y el peciolo cerca de la base posee una pequeña glándula nectarífera, que le ofrece alimento a hormigas y otros pequeños insectos. Aunque no es una especie caducifolia, el carboncillo pierde sus hojas, pero en pocos días recupera su follaje totalmente.

Las flores son muy pequeñas y sus pétalos están fusionados en un tubo de donde salen largos estambres de color blanco, y al agruparse en cabezuelas al final de las ramitas, dan la impresión de que la copa está llena de pequeños pompones. Estas flores, presentes gran parte del año, porque el árbol florea dos veces, atraen a muchas abejas, insectos y colibríes.

Los frutos del pisquil o carboncillo son legumbres planas de color café al madurar, caracterizadas por ser muy delgadas, lo que permite observar perfectamente las celdas de las semillas. Poseen un tamaño de entre 7 y 12 cm de largo por 2 cm de ancho, son dehiscentes, colgantes y algunos de ellos ligeramente curveados, además están cubiertos por pubescencia, aunque ésta es mucho más fina que el de las flores y las hojas. Durante muchos meses se pueden observar en el árbol y como duran unos 4 meses en madurar, es poco tiempo lo que separa una cosecha de la siguiente, recordando que el árbol florece dos veces al año.  Por fruto pueden haber de 10 a 25 semillas menos de 5 mm de largo, de color café claro.

La madera es liviana, de color marrón claro y se le ha empleado como madera aserrada, ebanistería de mediana calidad, construcción de poleas, empaques y fabricación de utensilios para el hogar como como guacales. Pero, gran de esta madera se destina como leña y carbón de muy buena calidad, de ahí precisamente su nombre común “carboncillo”.

Se reproduce fácilmente por medio de semillas, para ello se recolectan los frutos antes de que se abran, para evitar que las semillas se pierdan a la hora de caer. Al tener las semillas una cáscara dura se recomienda ponerlas someterlas a un tratamiento para acelerar la germinación, para ello se echan en un tazón y se les agrega agua hirviendo, dejándolas en ella unas 24 h. O bien hacerles un pequeño corte con una tijera o un corta uñas, y dejándolas en agua del tubo 24 h.

Si no se ponen a germinar se pueden almacenar hasta por un año, para ello se ponen a secar muy bien en un lugar seco y caliente, pero que no sean hornos ni a pleno sol, para evitar que el embrión se cocine. Lo que se necesita es que las semillas pierdan casi el 90% de su humedad, y para poder comprobar ese porcentaje, se pesan antes de ponerlas y cada cierto tiempo se vuelven a pesar, hasta llegar al porcentaje requerido. Una vez secas, se guardan en una bolsa de papel bien cerrada y se ponen en un recipiente hermético, que se mantendrá en un cuarto frío o en la gaveta de las verduras de la refrigeradora. Cabe señalar, que entre más meses se almacenen más bajo será el porcentaje de germinación.

El pisquil o carboncillo se ha utilizado como sombra de café, té y otros cultivos, proporcionándoles una sombra ligera, así mismo es ideal como ornamental y para dar sombra en parques y jardines grandes. Otro de los grandes usos dados al mismo, es como leña y carbón y por su gran aporte de materia orgánica y fijación de nitrógeno se utiliza para enriquecer y restaurar suelos degradados, para dar refugio y alimento a la fauna y en especial como atrayente de abejas, insectos y aves insectívoras. Sus hojas se emplean como forraje y en medicina tradicional es una especie empleada para tratar moretones y golpes. En la zona de Restrepo en Colombia se utilizan, en zonas secas, para capturar las gotitas de agua de la neblina y llevarla al suelo.

Como ornamental urbano el pisquil o carboncillo no se recomienda porque sus raíces son superficiales, por lo podría afectar infraestructuras, aceras o tuberías de agua, inclusive problemas con los cables eléctricos.

Otros nombres con los que se conoce a esta especie son: baranoa, barboquillo, bayeto, buche, capitán, carbonero, carbonero blanco, carbonero de sombrío, carbonero gigante, dormilón, galapo, gigante, guacamayo, guamuche, guango muche, jalapo, mataguacuco, muche, muche blanco, mataguacuco, muche, muche blanco, pasquín, pisquin y quebracho.

El género Albizia le fue dado en honor Filippo de Albizzi, naturalista, quien llevó a Europa en el siglo XVIII semillas del árbol de seda; carbonaria (Albizia julibrissin).