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Descripción de la especie
San Miguel
Nombre científico: Blakea gracilis
Familia: Melastomataceae
El san Miguel o catarina, como algunas personas lo conocen, es una especie nativa, presente desde Costa Rica hasta Panamá. En Costa Rica se le puede encontrar en la mayor parte de las cordilleras, desde los 700 m hasta poco más de los 2000 m de elevación, aunque tiende a ser más frecuente arriba de los 1300 m, donde consigue ambientes con alta humedad. Cabe señalar que en la Península de Osa se le puede ubicar entre los 200 m de elevación.
Es un arbusto epífito, que le gusta crecer entre los árboles, que están a orillas de los ríos, de los potreros, en las cercas, en los bordes de los bosques y charrales, en donde puede mucho sol, aunque igual se desarrolla bien a media sombra, especialmente por estar entre los troncos y las ramas de los árboles. Le gusta la humedad, en la mayor parte de las cordilleras, desde los 700 m hasta más de los 2000 m de altitud, aunque en la Península de Osa se puede encontrar a unos 200 m le gustan las orillas de los bosques, de los ríos, caminos, potreros, a pleno sol o a media sombra entre los árboles
El san Miguel, al ser de crecimiento rápido, en muy poco tiempo puede llegar a tener entre 3 y 5 m de alto y una frondosa copa, con ramitas delgadas y largas con tendencia a colgar.
Las hojas son simples y opuestas, de unos 10 cm de largo, gruesas y de color verde oscuro brillante por encima y opaco por detrás, con el borde entero y las hojas nuevas pueden llegar a presentar una tonalidad rojiza en el borde.
Como todas las melastomatáceas, poseen tres nervios centrales, que nacen desde el mismo punto en la base y terminan en el ápice. Las yemas foliares, por su parte están cubiertas ligeramente por una pubescencia de color café.
Lo más llamativo del san Miguel son sus flores blancas, ligeramente perfumadas, de unos 4 a 5 cm de diámetro, formadas por 6 pétalos blancos con el borde ligeramente rosado, con el centro amarillo, por las anteras de los estambres, que se disponen en un arco sobre el tubo polínico, que es de color rosado. Durante muchos meses se pueden ver estas flores sobresaliendo entre el follaje atrayendo a muchas abejas, entre ellas las Bombus, Epicharis, Eulaemas, Meliponas, Trigonas y Xylocopas, así como muchas otras.
Ellas se presentan en forma solitaria y nacen en las axilas de las hojas, alternándose con grandes botones rosados, sobre 4 brácteas de color verde, acomodadas en forma de cruz, siendo dos grandes opuestos entre sí, y dos más pequeños también opuestos entre sí.
Las brácteas se mantienen después de que la flor ha caído, por lo que los frutos se forman sobre ellas y conforme avanzan los días y los frutos se van desarrollando, pueden tomar coloraciones un poco rojizas y por su forma se asemejan a flores, por lo que muchas personas creen que estas son en realidad flores.
Los curiosos y llamativos frutos del san Miguel, son bayas rojizas, de unos 2 cm de diámetro, y por su forma y al mantenerse el cáliz remanente de las flores encima de ellos, da la impresión de ser pequeñas vasijas con tapa. Dentro de ellos hay muchas semillas muy pequeñas, de aproximadamente 1,5 mm de largo, de textura lisa y brillantes.
La reproducción se puede hacer por medio de semillas, las que germinan bien a las pocas semanas o por medio de estacas con enraizador.
El san Miguel, al igual que la rosa escarlata de montaña (Blakea scarlatina) es una especie altamente ornamental, ideal para jardines y parques, el cual se puede cultivar como epífito, o en suelo directo, ayudándole a los tallos a mantenerse erectos por medio de tutores, o bien dejándolos caer sobre taludes, muros y similares. Soporta muy bien las podas y en macetas grandes se le puede mantener como planta de interior.
En algunos lugares se comen las flores y los botones, y muy posiblemente se pueden utilizar en ensaladas o en diversas preparaciones, aprovechando su ligero sabor amargo.
Etimológicamente, el género Blakea le fue dado en honor a Stephen Blakee, un reconocido jardinero inglés del siglo XVII, y gracilis en latín hace referencia a delgado o delicado.