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Estococa o palma sombrero Panamá

Estococa o palma sombrero Panamá - Carludovica palmata - 

Descripción de la especie

Estococa o palma sombrero Panamá

Nombre científico: Carludovica palmata 

Familia: Cyclanthaceae

La estococa o palma sombrero, es una de esas especies que engaña cuando se le ve, porque parece una palma y de ahí que se le conozca como palma sombrero, pero en realidad no tiene nada que ver con este grupo de plantas. Ella pertenece a la familia Cyclanthaceae y es una especie nativa de Centro, Sur América y las Antillas.

Crece desde el nivel del mar hasta más o menos los 2000 de elevación, con preferencia a sitios semi sombreados y húmedos, como orillas de ríos, pantanos y lagunas, pero se puede desarrollar bien a pleno sol y en lugares secos, siendo la única especie de la familia con esta capacidad.

La mayor característica de esta especie son sus largas y grandes hojas, que nacen directamente del suelo y pueden llegar a medir hasta 5 m de alto. La lámina posee una forma como de abanico dividido en 4 partes y cada parte dividida en largos y delgados lóbulos, lo que le da la apariencia de una palma. El desarrollo de la planta se da en forma de cepa, ya que es rizomatosa, por lo que las nuevas hojas van naciendo en la parte externa; lo que facilita la división para su reproducción.

Las flores de la estococa nacen, igualmente desde el suelo, se presentan en inflorescencias erectas, cilíndricas y muy gruesas, de color crema a verde y están sostenidas por gruesos pedicelos de unos 15 cm de largo. Hay flores macho y flores hembra en la misma planta, diferenciándose en que las femeninas están acompañadas de una espata de color blanco, similar a las calas y los anturios. Ambas están cubiertas en su totalidad por largos y delgados filamentos de color blanco, que en las flores machos corresponden a los estambres, y en las femeninas a estaminodios, es decir son estambres infértiles.

Los estaminodios cumplen una misión muy importante en la reproducción de la estococa, ya que liberan sustancias químicas aromáticas que atraen unos pequeños escarabajos Curculiónidos del grupo de los Derelomini, los cuales han desarrollado un vínculo directo con esta especie, porque además de polinizarla ponen sus huevos en ella. Las flores femeninas se abren primero que las masculinas, para evitar la autopolinización.

Los frutos de la estococa se desarrollan en la misma estructura que posee las flores, las cuales se vuelven más carnosas y se tornan de un verde más intenso. Al madurar, se van abriendo de la punta hacia atrás, quedando su interior totalmente expuesto, como si se hubiera producido una explosión. El tejido externo se va corriendo hacia atrás, como si se estuviera abriendo un banano (Musa x paradisiaca); las semillas que están envueltas en un arilo rojo intenso se van desprendiendo de la vaina central y quedan unidas a la cáscara, en donde son fácilmente accesibles para la fauna, especialmente aves que buscan el arilo y se encargan de dispersar las semillas al igual que cierto tipo de hormigas. La vaina central, por su parte, se va poniendo negra, como si estuviera quemada.

Las semillas miden entre 2 y 5 mm, son de color amarillo claro, brillantes y de forma ovalada, aunque la misma puede variar mucho. Ellas germinan fácilmente en 3 o 4 semanas, logrando hasta un 80% de germinación si están frescas y si se les mantiene buena humedad.

La estococa, es una especie de muy fácil cuidado, casi se puede decir que se cuida sola, básicamente se le deben podar las hojas secas y los restos de los frutos, para mantenerle un aspecto agradable y controlar el tamaño de las cepas.

Su mayor uso histórico, desde la época precolombina, ha sido como fuente de fibras para fabricar canastas, redes y tejidos, posteriormente artesanías, instrumentos de cocina, escobas, papel, vestimentas, etc. Y con sus grandes hojas se hacen techos para ranchos.

Su importancia ha sido tal que, en Colombia, la estococa llamada iraca es todo un símbolo de su flora, que incluso se encuentra en uno de los vitrales de la iglesia de la comunidad de Aguadas, junto a la imagen de la Santísima Trinidad.

Y ello, es precisamente, porque es la fuente de la materia prima de los mundialmente famosos “sombreros de iraca”, que se hacen con las finas fibras de los brotes o plumas, que son las hojitas nuevas antes de abrirse.

Estos sombreros, mal llamados sombreros de Panamá, son fabricados en comunidades de Ecuador y Colombia, por artesanas que tradicionalmente han aprendido el arte de sus mamás y abuelas, y más que una ocupación laboral, lo hacen por pasión y amor al arte. A pesar de que su origen se dio en Ecuador y luego pasó a Colombia, se le llama sombrero de Panamá; porque cuando se estaba construyendo el Canal de Panamá, el presidente Franklin D. Roosevelt de Estados Unidos visitaba el lugar usando uno de estos sombreros, lo que le daba mucha elegancia con su traje blanco. Esto hizo que todos los hombres quisieran verse igual, y a partir de ahí se puso de moda y se relacionó a estos sombreros con Panamá.  De la médula de los largos peciolos también se extraen fibras, las cuales luego de un cuidadoso tratamiento de cocinado, secado y teñido, si es del caso, están listas para usarse.

Pero, no solo fibras se obtienen de la estococa, también se pueden comer los estaminodios de las inflorescencias en sopas, guisos, ensaladas y otros. Los frutos tiernos de sabor dulce se pueden comer crudos o cocinados y los palmitos de los brotes tiernos, de unos 30 cm, igualmente se comen crudos o como verdura. Estos últimos, llamados en Colombia nacuma son ricos en proteínas, fibra, calcio, hierro y fósforo; para cosecharlos se halan con cuidado, desprendiéndolos de la planta, quedando una parte blanca expuesta, en donde lo más tierno se puede comer directamente como el palmito de las palmas. Lo más duro se deja para que lo aprovechen ciertos animales, como la guatusa.

En algunas regiones de Colombia se dice que la iraca o rampira es una “bendición de los dioses”, por los beneficios que ella ofrece.

Es una especie con gran atractivo como ornamental para parques y jardines medianos a grandes, para isletas, para orillas de ríos, quebradas, lagos y lagunas, para resaltar rincones de jardines y tapar áreas feas. Sus flores atraen abejas, en especial a las abejitas negras, las trigonas y sus hojas son muy buscadas por diferentes tipos de avispas, para hacer sus nidos en la parte de abajo, en donde están muy bien protegidos del sol, la lluvia y los vientos, por lo que se debe tener cuidado y revisar bien antes de cortarlas o moverlas.

La estococa al ser una especie tan popular, posee muchos nombres comunes, entre ellos: alagua, atadero, bacuma, bomboná, bombonaje, cestillo, chidra, childa, chirrabaca, cubeo, dócoro, guachivan, horquetilla, iraca; jipijapa, jipi-japa, jiraca, lucaica, lucaina, lucateba, lucua, macuma, murraco, murrapo, nacuma, naguala, napa, paja, paja toquilla, palma de bellota, palma de guano, palma de iraca, palma iraca, palma jipi japa, palma jipi, palma jipijapa, palma sombrero, palma toquilla, palmicha, palmiche, palmicho, panga, rámpira, semko, sombrero de iraca, toquilla, ucuma,

Etimológicamente, el género Carludovica le fue dado en honor al rey Carlos IV de Borbón y a la reina María Luisa de Parma, ambos amantes y protectores de las plantas; palmata es un término latino para referirse a la similitud de las hojas con una palma.

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