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Descripción de la especie
El supara o guayabón supara
Nombre científico: Hauya elegans subsp. Lucida
Familia botánica: Onagraceae
Este bellísimo y notable árbol nativo probablemente fue una de las especies más abundantes de los bosques que hace siglos cubrieron los sitios en donde hoy se levantan las más grandes ciudades en el Valle Central de Costa Rica. Hoy día los pocos árboles sobrevivientes se ocultan en los bosquetes más inaccesibles ubicados en los cañones de los ríos o en empinados barrancos. El árbol está lleno de detalles muy sobresalientes y es casi imposible que pase desapercibido, comenzando por su tronco completamente liso y de color gris, que se desprende de la corteza vieja y muerta en láminas delgadas de color gris más oscuro, que recuerda mucho al guayabo (Psidium guajava). En los árboles más jóvenes y pequeños, el follaje es muy atractivo por su color verde muy claro con tonalidades rojizas, y su textura visual muy suave.
Las flores del supara son solitarias, erectas, muy notables y atractivas, de 7 a 8 cm de largo, perfumadas, y con 4 grandes pétalos blancos con la base rojiza y 8 largos estambres cargados de polen blanco, los cuales una vez polinizada la flor se tornan de color rojizo, al igual que los sépalos dándole un nuevo aspecto a la flor. Es una flor especialmente adaptada para ser polinizada por diversos tipos de abejas, insectos y algunas aves. Los frutos son cápsulas leñosas de color café y de unos 4 cm de largo, las cuales al madurar se abren en 4 gajos como una flor de madera, y liberan sus pequeñas semillas aladas de color café. Los frutos permanecen unidos a las ramitas por mucho tiempo.
En el extremo de las ramitas, las hojas nuevas forman rosetas de color rojo y verde muy brillante, dentro de las cuales se ocultan unos pequeños escarabajos metálicos que poseen estos mismos colores. Resulta fascinante comprobar que en cualquier lugar en donde se plante un arbolito de supara, a los pocos días llegan unos escarabajos, quien sabe de dónde, a vivir entre su follaje. Definitivamente es un árbol muy ornamental que ya ha empezado a ser considerado entre las opciones forestales para plantarse con mayor frecuencia en los parques y jardines de nuestro Valle Central.
La madera de este árbol es sumamente dura y pesada y algunas personas la conocen como “cabo-de-hacha”. El significado de la palabra supara es un misterio, pero probablemente sea de origen sudamericano.