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Descripción de la especie
La fruta milagrosa o sinsépalo
Nombre científico: Synsepalum dulcificum
Familia botánica: Sapotaceae
Quienes gustan de los árboles raros con características de verdad sorprendentes, encontrarán en la fruta milagrosa un motivo de conversación y de diversión con sus amigos e invitados. Se trata de un árbol pequeño originario del África Occidental, notable por la gran cantidad de ramas largas y delgadas que produce, las cuales cargan cantidad de hojas simples pequeñas en forma de raqueta.
Los frutos son pequeños, de forma ovoidea y de color rojo muy brillante cuando maduran, cáscara y pulpa delgada con una sola semilla grande en su interior. Los cuales pueden comerse crudos, se experimentará un leve sabor dulce en la lengua y garganta, que recuerda mucho a los edulcorantes artificiales. Durante varias horas este sabor impregna tanto el paladar que cualquier otra cosa amarga, salada o ácida que se pruebe, se sentirá empalagosamente dulce. Este interesante fenómeno lo produce la miraculina, una proteína presente en la pulpa de la fruta que en presencia de sustancias ácidas o saladas activa y estimula las papilas gustativas del dulce en la lengua, por un periodo de entre 15 min y 2 horas.
Estos frutos también se usan en postres y batidos como edulcorante, con la gran desventaja de que los frutos solamente aparecen una vez al año.
Como muchas otras especies, posee propiedades benéficas para la salud, entre ellas fortalecer la vista y el sistema inmune con su aporte de vitamina A y C, ayuda en el control de la diabetes y el peso. Actualmente se le utiliza en pacientes de cáncer, ya que les ayuda a contrarrestar el mal sabor metálico que sienten con los tratamientos de quimioterapia, así como los vómitos.
Debido al pequeño tamaño y por la forma de sus hojas, así como a la gran cantidad de ramas largas y delgadas que produce, la fruta milagrosa se utiliza mucho en la confección y formación de hermosos bonsáis.
Como dato interesante, mucho antes de 1725, que fue cuando llegaron los conquistadores franceses, los nativos del oeste de África ya consumían estos frutos antes de sus comidas, para mejorar los sabores. En algunos lugares, especialmente turísticos, se realizan los “viajes del sabor” en donde los participantes primero comen productos de sabor ácido, luego uno de estos frutos y posteriormente vuelven a comer los primeros de sabores ácidos.
